sábado, 12 de mayo de 2018

EPÍSTOLA


Aquel viernes me entregó una carta decorada con dibujos policromados a lápiz. Estuve todo el fin de semana pensando en la posibilidad de contestarle. Finalmente, escribí la respuesta e imprimí el documento. El lunes, a primera hora, volví a leer mis palabras y, sin saber a ciencia cierta si era adecuado, le entregué mi carta en un sobre cerrado con algunas indicaciones. Debía leerlo en casa y fijarse bien en la posdata.
Hoy me apetece recordar aquello y compartirlo con vosotros. Amputaré el nombre y la fecha.


Burriana, 11 de noviembre de 20...


Querida C...:

Me dices unas cosas tan bonitas en tu carta que llevo toda la tarde emocionado. ¿De verdad crees que soy el mejor profesor del mundo? ¡Ya me gustaría! Pero te prometo que avanzaré por el camino que me lleve a conseguirlo y me da que ya hay un pequeño trecho recorrido. ¿Cómo, si no, dirías que tienes ganas de ir al cole gracias a mí? Sin embargo, hemos de conseguir que no sea yo el único motivo por el que te alegres de ir al colegio.

Dices también que, gracias a mí, te espera un gran día. Te juro que es el piropo más bonito que me han dicho nunca. Aún así, reconozco que a veces tengo días malos. Cuando eso ocurra, lee esta carta.

Deduzco, por lo que alguna vez hemos hablado y por algún trozo de tu carta, que crees que hay una pizca de tristeza en ti, en tu relación en el cole. Yo nunca he pensado que vengas triste al colegio, como dices. Tu alegría me hace pensar lo contrario. Tal vez no se trate de tristeza, sino de incertidumbre. De todas formas, no puedo engañarte con metirijillas piadosas. Aparte de lo que yo pueda hacer, te tengo que decir que tu felicidad no puede depender de los demás. Tú eres la protagonista y la responsable de tu vida. No puedes cambiar a los demás y, por ello, tendrás que aprender a convivir en un mundo injusto. No podemos exigir a los demás que sean como a nosotros nos gustaría. La solución a tus posibles problemas, las respuestas a tus preguntas, están en ti. Seguro que adquieres las habilidades necesarias para navegar en este océano encrespado que es la vida.

Añades en tu carta que no tienes mala intención cuando hablas o cuando haces demasiadas preguntas. ¡Por supuesto que no! Nunca lo he pensado. En realidad, ser una niña abierta, sincera y espontánea es muy agradable para un profe como yo. No obstante, puede que a veces no lo demuestre porque intento usar esa característica tuya para que hurgues dentro de ti, para que te des cuenta de que tienes las respuestas, aumentes la confianza en ti y aprendas a ser autosuficiente.

Gracias una vez más por tu carta. El lunes iré aún más contento al cole.

Julián

P. D.
Esta carta es personal. Por fa, no se la enseñes a nadie. Solo aceptaré que la lean tus padres, si así lo consideras, porque eres menor de edad.

2 comentarios: