A menudo me pregunto qué es el ser humano y lo primero que
acierto a responder es lo que no es. Nada tiene que ver, a mi juicio, con los
órganos vitales. Basta para demostrar esta afirmación que un corazón es solo
una máquina orgánica que puede sustituirse en mi cuerpo y, de hacerlo, yo
continuaría siendo quien soy. ¿Qué somos, entonces?
Somos la conciencia, esto es, las conexiones neuronales que
se forman en nuestro cerebro. Ahí se registran nuestras experiencias, nuestros
conocimientos, nuestros sentimientos. Pero también se registran en los cerebros
de los otros, los órganos más evolucionados del universo conocido. No hay duda de que, quien haya charlado alguna vez conmigo, ha
establecido nuevas conexiones sinápticas en su cerebro y me atrevería a decir que he
sido yo quién las ha creado en ese cerebro ajeno. Yo he sido el artífice. Por tanto, yo soy algunas de las conexiones de mi cerebro y del cerebro de otros.
Cuando la gente me dé por muerto, sabrá que todavía vivo en
esos cerebros en los que yo he creado conexiones sinápticas, conexiones
cósmicas.
No se equivocaba García Marquez.
Me encanta la teoría...casi que la deidad puede estar ahí, en el sentido de que hay espacios en donde todos somos lo mismo. Compartimos ciertas conexiones neuronales, o ppr lo menos compartimos la causa de quien nos ayudó a crearlas. Me suena a aquello de omnipresencia como algo tangible, no una idea pomposa. De hecho, el desarrollo neurológico, además de la genética, se da por las interacciones con los que nos relacionamos. Sí, en mis conexiones están los demás, sobretodo a los que amo, por siempre.
ResponderEliminarAhora entiendo tantas cosas buenas que tengo y en las que no me reconozco. Claro, no son realmente mias. Son tuyas
ResponderEliminarTin per segur que en mi alguna que altra has creat
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