[...]Terminada la actuación de Lennon y confesado Santo
Tomás fuimos al concierto de Happels. Lamentablemente, no grabamos el sonido.
Fue el primer concierto de Lennon post mortem. Y estas, sus
declaraciones junto a Santo Tomás:
—Me mola —dijo John.
—Mierda de rock and roll —opinó Tomás.
—Mierda, la del necio —corrigió John.
—Mierda el octavo pecado capital —se quejó Tomás— ¿Cómo no
lo pensé?
—Ya te he dicho que no pasa nada, hombre —de nuevo John.
—Pero hay que ser gilipollas para versionar Imagine,
por ejemplo —siguió Tomás.
—No es eso, Tomás.
—¿Y qué es, John?
—El ridículo.
—Ya, como el necio.
—Como él —confirmó John mientras encendía un cigarrillo.
—¿Vas a fumar? —se notaba una queja en la voz de Tomás.
—Durante toda la eternidad, Tomás. Toma -le ofreció—, fúmate
uno y deja de mirar a esa.
La mujer estaba buenísima, tal como una diablesa de tetas
grandes, duras y asequibles.
—¿Y qué hago con esto? -Tomás levantó el cigarrillo.
—Te lo metes en la boca y chupas.
—Sí, ya te entiendo.
Dieron unas chupadas y, poco después:
—John.
—¿Qué?
—¿Cual es el secreto para cantar Imagine?
John esperó hasta que terminó la canción de Happels y
contestó:
—Tener la boca ocupada.
—No sigas —pidió Tomas.
Sin embargo, al terminar el cigarrillo, Tomás insistió (¡Ay!
La curiosidad...):
—¿Va en serio?
—¿A qué te refieres?
—A la letra de la canción.
—En realidad es un texto satírico.
—¡Ya decía yo! Ese es el secreto, ¿verdad?
—Pues no.
—Vale. ¿Y cuál es?
—Tener la boca ocupada. Ya te lo he dicho.
—¿Con qué?
—¡Hostia! Con un chicle, hombre. No sé cómo puedes ser santo
si no te mola el rock and roll. Y cállate de una puta vez.
—Es que en mis tiempos no existía —se excusó Tomás.
Lennon echó la colilla y se metió un chicle en la boca.
La actuación de Happels continuó hasta el amanecer. Luego nos fuimos
todos a...
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