Lo haré desde el exílio, entre las sombras, arropado por mi Señora. Ella me hace invencible.
Ahora tengo el poder.
Mientras vienes a Nowhereland, donde te amputaré el miedo, amor, afinaré mi guitarra y prepararé la voz.
Nada ha de temer el muerto y nada temo. No puedo... y tú tampoco podrás.
¡LIBERTAD, AMOR, LIBERTAD!
Pues eso, nada de miedos... Un paso atrás, ni para tomar impulso.
ResponderEliminar